domingo, 22 de marzo de 2015

Comer sano es fácil
Comer sano es fácil 
 
Comer bien y sano no es una ciencia compleja. Eso es lo curioso de las dietas de última moda, o del equipamiento para ejercicios “de última generación”.
La raza humana ha sobrevivido durante miles de años basándose en las leyes específicas de la endocrinología.
 ¿Crees realmente que alguien ha podido descubrir una manera de evitar el proceso de evolución natural y de convencer al organismo humano a responder de manera contraria a sus funciones naturales? Iluso.
Analicemos la siguiente oración:

El cuerpo humano es un mecanismo adaptable.
 
Recuérdala. El organismo humano es una máquina altamente eficiente, con la sorprendente capacidad de adaptarse a lo que le rodea.
Por esta razón, la mayoría de las dietas no funcionan de forma continuada. Puedes “engañar” a la madre naturaleza durante un tiempo, pero no tardará en descubrir el engaño.
Tarde o temprano, el cuerpo te pillará cualquier truco dietético que le hayas impuesto. El cuerpo quiere mantener la homeostasis. Y si funciona con normalidad y está sano, eso es lo que hará.
Por esta razón, el marketing de las dietas es un negocio seguro. ¡Porque dejan de funcionar! Ya puedes probar otra . Y otra. Y otra . El mercado de la dieta es una fuente de ingresos segura.

Tres macronutrientes

El primer componente de una nutrición adecuada es el más simple, aunque, irónicamente, la mayoría de dietistas y especialistas en nutrición quieran complicarse la vida. Se trata de la composición en macro-nutrientes de las comidas. No existen centenares de macro-nutrientes.
No existen decenas de macro-nutrientes y ni siquiera existen alrededor de diez. Sólo existen tres: las proteínas, los hidratos de carbono y las grasas. El debate más acalorado reside en “qué cantidad” y “en qué proporción” debemos ingerirlos.
Antes de lanzarte a la última tendencia sobre combinaciones mágicas de los tres nutrientes básicos, puedes ahorrarte el esfuerzo. Todas las combinaciones posibles ya se han hecho, y no existe ninguna que sea perfecta.
A pesar de lo que se haya afirmado sobre la ingesta ideal, la realidad sigue siendo que necesitamos los tres grupos. Lo cierto es que, eliminando la grasa o los hidratos de carbono, o disminuyendo la cantidad diaria de calorías para perder peso, no sólo actuamos en detrimento de nuestra salud, sino que al final el cuerpo reaccionará del modo contrario al que esperábamos y almacenará más grasa.
¿Por qué? ¿Ya lo has olvidado? El cuerpo es un mecanismo adaptable. Quiere sobrevivir a toda costa y hará lo que haga falta para mantener su equilibrio. Si no ingieres la suficiente cantidad de calorías, el cuerpo aminorará su metabolismo para conservar la energía. La clave para tener el máximo músculo y la mínima grasa es guardar el equilibrio adecuado en la ingestión de los tres macro-nutrientes.

Céntrate en las proteínas

En lugar de preocuparte por eliminar las grasas y los hidratos de carbono, sería más aconsejable que te centrases en el consumo necesario de proteínas. Aunque no estés familiarizado con la proporción proteica de todo lo que comes, puedes asegurarte un consumo adecuado si conviertes las proteínas en la prioridad principal de cada comida. Esto inclinará la balanza de los macro-nutrientes a tu favor.
¿Qué hay más simple que esto? Ahora, sólo te quedan dos macro-nutrientes de los que preocuparte: las grasas y los hidratos de carbono.
Si reduces el consumo de hidratos de carbono, el cuerpo utiliza la grasa como combustible. No obstante, si disminuyes demasiado la ingestión de hidratos, te quedarás pronto sin gasolina, ya que el cuerpo los utiliza como fuente de principal de energía. Algunos adeptos de las dietas pobres en hidratos de carbono afirman que existen grasas esenciales, pero no hidratos de carbono esenciales . iNo es cierto! No todos los azúcares, simples o compuestos, son necesarios. Pero muchos sí. Los hidratos de carbono son la principal fuente de energía del cerebro, y si no ingieres una cantidad suficiente , pronto te sentirás mal y aletargado.

La grasa de la comida y la grasa corporal

Hubo un tiempo en que los hidratos de carbono eran el componente preferido para cualquier actividad que requiriese resistencia. Las grasas no parecían valorarse en semejante medida.
Después de todo, las grasas contienen más calorías por gramo (9, de hecho, en oposición con las proteínas y los hidratos de carbono, que contienen 4 cada uno). También se afirmaba que las grasas eran muy nocivas para las arterias y el cáncer de colon. O eso creían.
El plan de ataque contra la grasa resultó ser un tremendo error. Una cantidad adecuada de grasa es necesaria para el organismo. El cuerpo no puede utilizar la grasa como combustible si no la ingiere. Lo mismo sucede con el colesterol. La gente piensa en el colesterol como algo muy malo , a pesar de que se encuentra en cada célula del cuerpo. También es el primer proveedor de hormonas esteroides suprarrenales, como la cortisona o las hormonas sexuales, que son esenciales para el organismo.
El colesterol y los triglicéridos son mayoritariamente determinados por la genética, y no tienen demasiado que ver con la dieta. Si existe un responsable del nivel de colesterol , no se trata en absoluto de la comida, sino de la grasa hidrogenada que se le añade a algunos alimentos.
Casi todos los aceites que se solidifican a temperatura ambiente han sido hidrogenados y contienen ácidos grasos que harán aumentar el nivel de colesterol. Lo peor es la margarina: esencialmente , es cera con sal.
Los agentes contaminantes del organismo, como el tabaco, el alcohol o la falta de sueño también aumentarán de forma drástica los niveles de colesterol y triglicéridos.
¿Conclusión? La única preocupación que debes sufrir por la grasa es tomar la cantidad suficiente, siempre que sea de la buena.

Lo tedioso de contar calorías

Aunque muchos dietistas y otras autoridades varias en nutrición son aficionados a los números en lo referente a la ingestión de alimentos y nutrientes, no existe la necesidad real de ser tan exacto. Dado que mucha gente tiene dificultades para hacer una dieta demasiado estricta, es mejor trabajar con un margen asequible.
De forma generalista, la compensación idónea de equilibrio entre los macro-nutrientes se sitúa en una proporción de 40-30-30. Es decir, un 40% de proteínas, un 30% de grasa y un 30% de hidratos de carbono. Esta es la combinación ideal para ganar músculo y perder grasa. Si has tomado demasiada grasa o demasiados hidratos de carbono en una comida, asegúrate de compensar la diferencia en la siguiente comida, reduciendo la cantidad de dichos nutrientes.

Comer más frecuentemente

Ahora que hemos visto que no hay que rozar la neurosis en lo que a comidas se refiere, la siguiente pregunta es: ¿cada cuánto hay que comer? Los deportistas de élite aseguran que comer seis veces al día, en oposición a las típicas tres, es una manera más efectiva de mantener el tono muscular y la masa corporal. Esto ya lo hemos oído en muchas ocasiones.
El razonamiento es que si se mantiene una ingesta de alimentos constante, el cuerpo quema más calorías.
Los lapsos de tiempo prolongados que hacen sentir mucha hambre y provocan que comas hasta saciarte, hacen que el metabolismo se descontrole. Comer más a menudo también es una garantía contra el catabolismo.
Te estarás preguntando: ¿no engordaré más si como tanto? No. No mientras el consumo diario de alimentos no sobrepase el desgaste de energía.
Obviamente, estas seis comidas deberán ser menos abundantes que las tres comidas estándar.

Antioxidantes sintéticos, el veneno de los alimentos

Antioxidantes sintéticos

Los radicales libres afectan a todo tipo de tejidos. Un efecto que salta a la vista es el aspecto que ofrecen los alimentos expuestos al aire y a la luz: se oscurecen y enrancian a causa de la degradación -causada por los radicales libres- de las grasas contenidas en la mayor parte de los alimentos.
Este proceso de deterioro es rápido y conlleva notables pérdidas económicas y daños potenciales para la salud.
El uso de productos antioxidantes en el ámbito alimenticio se ha extendido por esta razón y las industrias alimenticias se han volcado en la búsqueda de compuestos sintéticos porque son más económicos que los naturales. Los dos más utilizados son el hidroxianisol butilado -o butilhidroxianisol (BHA)- y el hidroxitolueno butilado -o butilhidroxitolueno (BHT)-.
Pero unos estudios recientes han puesto en tela de juicio su presunta inocuidad: los experimentos de laboratorio han demostrado que en las ratas provocan tumores.
Aunque en pequeñas dosis parezcan inocuos para el ser humano, se están buscando caminos alternativos y dirigiendo las investigaciones hacia los antioxidantes naturales, que seguramente son más eficaces y, por supuesto, más seguros para la salud.
Los más conocidos y utilizados desde hace ya mucho tiempo son la vitamina C y la vitamina E, reproducidas químicamente en laboratorio (respectivamente como ácido ascórbico y tocoferol de síntesis).
Pero se han individualizado otros antioxidantes naturales y se están llevando a cabo investigaciones para determinar su utilización en el ámbito de la industria alimenticia.

Lee la etiqueta

La comida proveniente de la industria alimenticia ha ido acumulando, con el paso del tiempo, diversas sustancias denominadas aditivos. Se calcula que la cantidad de los mismos se ha multiplicado por 10 en los últimos 20 años.
Aproximadamente un 5% de la comida que ingerimos está compuesta de: densificadoresantioxidantes, ceras, colorantes, conservantes, dulcificantes, emulsionantesgelatinizantes, estabilizantes, etc.
Se sospecha que muchas de estas sustancias sean nocivas: pueden provocar crisis alérgicas, además de otras patologías, entre las que no hay que descartar el cáncer.
En las etiquetas cada aditivo alimentario tiene una sigla compuesta por una letra E (por Europa: deben pertenecer a una lista aprobada a nivel europeo) y 3 números. Los antioxidantes corresponden a la serie que va de la E300 a la E321.
La tabla que aparece a continuación contiene una lista de los antioxidantes más comunes -tanto naturales como de síntesis- que se utilizan en la industria alimenticia, divididos en dos categorías (inocuos y dañinos} en base a los datos disponibles hoy en día.
 
Inocuos
 
Dañinos
E300Ácido ascórbico (vitamina e sintetizada en laboratorio)E335-337Tartratos
E301-304Derivados del ácido ascórbicoE311-312Gálata de Octilo y de Dodecilo
E306 Vitamina E natural (tocoferol)E320 BHA (butilhidroxianisol o hidroxianisol butilado)
E307-309 Tocoferol de síntesisE321 BHT (butilhidroxitolueno o hidroxitolueno butilado)
E322Lecitinas naturales extraídas de la soja y la yema de huevoE325-327Lactatos
E330Ácido cítrico de síntesisE338 Ácido ortofosfórico
E331-333 CitratosE339-341 Ortofosfotos (pueden transformarse en polifosfatos, peligrosos para el metabolismo del calcio).
E334Ácido tartárico de síntesis
 

Anorexia al extremo.


viernes, 6 de marzo de 2015

Resistencia a la insulina, o por qué algunos no engordan


Todos lo hemos visto. Hay personas que están en buena forma, con un bajo porcentaje de grasa, que comen pizza y pasta y no engordan un gramo. Otras personas más esféricas pasan cerca de un plato de galletas y ganan una talla de pantalón. ¡La vida no es justa!
La explicación más oída es la diferencia en la actividad física y la dieta, pero eso es solo la superficie del problema. Las personas no responden igual a la dieta debido a la sensibilidad a la insulina.
Ya sabes cómo funciona la insulina. Te has tomado un litro de coca cola y tu sangre está hasta arriba de glucosa. La sangre dulce es tóxica, y el páncreas reacciona produciendo insulina, una hormona que se encarga deretirar la glucosa de la sangre llevándola a las células musculares y al hígado y almacenarla como glucógeno. Pero cuando esos depósitos están llenos (porque no haces deporte), el hígado convierte esa glucosa en triglicéridos que irán a parar a las células de grasa de tu barriga y caderas.
Pues bien, hay personas a quienes la insulina ya no les hace el mismo efecto. Es como cuando trabajas en un bar de la playa y tienes que escuchar La barbacoa todo el día. Llega un momento en que te acostumbras, y se te pasan los pensamientos suicidas. Has perdido la sensibilidad. Te has vuelto resistente.
Con la insulina pasa lo mismo. Cuando alguien tiene resistencia a la insulina, o lo que es lo igual, una baja sensibilidad a la insulina, las células hacen oídos sordos y el hígado no reacciona.
El resultado es catastrófico. El azúcar en la sangre sigue subiendo, y el páncreas, desesperado, sigue produciendo aún más insulina. Con el tiempo, cada vez hace falta más cantidad para que las células reaccionen, hasta que el sistema se rompe y el páncreas deja de producir suficiente insulina para bajar los niveles de azúcar. Eso es la diabetes.

¿Cómo saber si eres resistente a la insulina?

Tu médico puede hacer varios análisis de sangre espaciados en el tiempo para comprobar cómo tu cuerpo reacciona a la comida. Es un procedimiento largo y molesto. Pero hay señales de alarma. Si notas algunos de estos síntomas, puede que tengas resistencia a la insulina:
  • Te duermes después de comer comidas altas en carbohidratos, y vuelves a tener hambre una hora después
  • Te sientes a menudo mareado y te cuesta concentrarte
  • Tienes un alto porcentaje de grasa, tienes barriga cervecera si eres hombre
  • Te cuesta perder peso
  • En tus análisis tienes la glucosa y los triglicéridos altos
  • Tienes la presión arterial alta

¿De qué depende la sensibilidad a la insulina?

No se conocen todas las causas, pero los siguientes factores influyen con casi total seguridad:
  • La herencia: la sensibilidad a la insulina puede ser genética, e incluso pasar de una madre resistente a su feto.
  • La obesidad: especialmente la abdominal. La barriga es a la vez una causa y una consecuencia de la resistencia a la insulina
  • El sedentarismo: la falta de ejercicio te vuelve resistente a la insulina
  • La dieta: el azúcar y en general la comida de alto índice glucémico (como almidón refinado), el exceso de aceites de semillas, las grasas trans aumentan la resistencia a la insulina
  • La falta de sueño: no dormir aumenta la resistencia a la insulina
  • El estrés: los altos niveles de cortisol crónicos provocan resistencia a la insulina
Si te das cuenta, todo está relacionado:
  • Cuando te vuelves resistente, tus niveles de insulina son muy elevados
  • La insulina alta bloquea la oxidación de las grasas, con lo que no adelgazas y te crecen los michelines
  • Como no puedes quemar grasa, no tienes suficiente energía, ni ganas de hacer deporte
  • Como estás bajo de energía, tienes antojos de las cosas que proporcionan energía rápida: azúcares
  • Con más azúcar y menos actividad tus células se vuelven más resistentes aún, aumentando además la inflamación y el estrés
  • Si estás estresado, comes emocionalmente y el cortisol bloquea aún más la quema de grasa
Es un círculo infernal que te vuelve más gordo y más enfermo.

¿Qué cosas no provocan resistencia a la insulina?

La edad también se cita como una causa. Estadísticamente, a partir de los 40 disminuye la sensibilidad a la insulina. Sin embargo, se ha comprobado que esto es debido a que la mayoría de los cuarentones están gordos, más que a su edad. En personas mayores que hacen ejercicio y comen bien, no se aprecia el efecto.
Otra de las causas citadas habitualmente son las grasas saturadas en la dieta. Hoy en día sabemos que no es cierto. Las grasas saturadas no son el problema.

Así es tu sensibilidad, así de efectiva es tu dieta

En un experimento de 2005 se separó a voluntarios en grupos. Manteniendo las proteínas y las calorías constantes, a un grupo se le daba una dieta hipocalórica alta en carbohidratos y baja en grasa. Al otro grupo, alta en grasa y baja en carbohidratos. Los resultados del estudiofueron sorprendentes:
  • Las personas sensibles a la insulina adelgazaron más con la dieta baja en grasa
  • Las personas resistentes a la insulinaadelgazaron más con la dieta baja en carbohidratos
Si te das cuenta, tiene sentido. Si eres sensible a la insulina, como un atleta con poca grasa corporal, tu cuerpo sabe procesar los carbohidratos. Si eres resistente, el cuerpo ha perdido la capacidad de procesar azúcares igual de bien, pero lo puedes forzar a que obtenga energía de la grasa: la que comes y la que almacenas.
El experimento confirma lo que ya se sabía desde hacía tiempo. Las personas con sobrepeso deben reducir sus hidratos de carbono.

¿Puedes cambiar tu sensibilidad a la insulina?

La buena noticia es que sí: la sensibilidad a la insulina aumenta con los comportamientos contrarios a los que hemos descrito antes. Así puedes darle la vuelta a tu vida:
  • Cambia tu dieta ya, y para siempre: elimina de tu dieta el azúcar y los almidones refinados, y aumenta la concentración de nutrientes de tu comida. Tanto los azúcares como el almidón y la falta de magnesio incrementan la resistencia a la insulina.
  • Pierde centímetros de cintura, no kilos: el efecto es automático, al perder grasa corporal mediante la dieta y el deporte, disminuye la resistencia a la insulina
  • Levántate de la silla: un programa de ejercicio aeróbico de 30 minutos cuatro veces por semana mejora la sensibilidad a la insulina, incluso aunque no cambie la grasa corporal
  • Lleva tu cuerpo al límite: los ejercicios de pesas mejoran la sensibilidad a la insulina, más cuanto más intensos sean. Las pesas funcionan incluso aunque no se pierda peso total.
  • Nunca es tarde: las mejoras en la sensibilidad a la insulina a través del deporte se producen independientemente de la edad

lunes, 2 de marzo de 2015

Nutrición: Alimentación Saludable

¿LA PIZZA PUEDE SER SALUDABLE?

 

Pizza saludable
 
La pizza puede ser saludable y además alta en proteínas para ayudarnos con nuestros objetivos de ganancia de masa muscular. ¿No te lo crees? Te lo vamos a demostrar…y podrás volver a comer algo que pensabas desterrado de tu dieta.
Desde todos los frentes la comida rápida y también llamada basura se ve atacada como el eje de muchos de los males que aquejan a la sociedad moderna.
La diabetes y la obesidad, así como las enfermedades coronarias y hasta el cáncer están ligados a unos malos hábitos de alimentación y al exceso de grasas y azúcares de la dieta.
Sin embargo, por el tipo de sociedad que estamos construyendo la población se inclina cada vez más por consumir alimentos preparados y entre ellos destaca la pizza.

¿Puede ser saludable la Pizza?

Ahora bien, las pizzas siempre han sido señaladas como algo a eliminar de la dieta, porque su excesivo contenido en grasas y féculas contribuye a incidir en las enfermedades antes señaladas y que son consecuencia de la mala alimentación.
Sin embargo, ante un deseo de redimirse de esa mala fama la pizza ha sido sometida a numerosos estudios y algunos apuntan a que podría ofrecer protección contra el cáncer del tubo digestivo y contra las enfermedades coronarias.
Pizza saludable
Como bien sabéis la pizza es el más típico de los platos italianos, así que en Milán, Italia, se ha desarrollado un estudio con casi 400 personas, hombres y mujeres de entre 25 a 80 años, entre los cuales se recogió la información de todos sus hábitos alimenticios a lo largo de su vida y se contrastaron con su estado de salud y afecciones físicas.
Así se pudo descubrir que aquellos que comían más pizza presentaban menos incidencias y riesgos de problemas cardiacos que los la consumieron menos. Semejantes conclusiones se obtuvieron al comparar otros problemas como el cáncer de próstata. Como es evidente de estas manifestaciones no se pueden extraer conclusiones definitivas, pero sí cabe señalar que según la composición de la pizza ésta puede ser más saludable o menos.
Por ejemplo, la típica italiana contiene por una porción de cien gramos alrededor de 20 de salsa de tomate, 20 de queso mozzarella, cuatro de aceite de oliva y otros tantos de distintos ingredientes, como las anchoas.
Ahora bien, lo que si se sabe a ciencia cierta es que algunos de estos componentes son buenos para la salud, como el aceite de oliva que protege contra las enfermedades de corazón, o el jugo de tomate que es muy rico en licopeno, un poderoso antioxidante que en estudios ha demostrado proteger contra el cáncer de próstata, o bien las anchoas que son muy ricas en ácidos grasos omega 3, otro protector del sistema cardiovascular.
De manera que sí, es cierto que la pizza, aun siendo un alimento alto en grasa afecta mucho menos al sistema cardiovascular que otros, posiblemente como consecuencia del efecto protector y antioxidante de algunos de sus ingredientes.
No obstante, debéis recordar dos cosas, la primera es que sus virtudes dependen de los ingredientes que le pongáis, y dos que con independencia de que sea más o menos dañina para la salud, sigue constituyendo un alimento elevado en grasa y por consiguiente que va en contra de mantener un físico definido y sin grasa.
Nota: Las Pizzas siempre caseras o en restaurantes que utilicen ingredientes de calidad. Telepizza, Pizza Hut, Dominos, etc son una auténtica basura. Una sola de estas pizzas puede dar al traste con toda una semana de dieta.

Ingredientes para una pizza saludable

MASA
La masa la podemos hacer nosotros; harina, agua y sal formarán una base de hidratos de carbono complejos adecuada para el resto de ingredientes de nuestra pizza. Si no quieres perder tanto tiempo, existen masas ya preparadas dietéticas con sal moderada y cocinadas con aceite de oliva.
QUESO
El queso es el “alma” de toda pizza. Eligiendo una mozzarella natural o alguna versión baja en grasa minimizaremos los daños de las calorías provenientes de su grasa saturada. Vigila la cantidad y no tendrás problemas.
TOMATE
El tomate es lo que da más sabor a nuestra pizza… igualmente que con la masa podemos escoger versiones con menos sal y con aceite de oliva o directamente rallarlo y hacer la pizza aún más casera y natural.
CARNE
La carne será indispensable en nuestra pizza… además de saludable queremos que nos proporcione las proteínas que nuestros músculos necesitan para recuperarse y crecer. Podemos elegir trozos de pechuga de pollo o pavo, lo que nos aportará estas proteínas que necesitamos.
También podemos utilizar el atún, igualmente magro y alto en proteínas y que además nos aportará zinc y vitamina B12, muy importantes para nuestros objetivos de desarrollo muscular. Los embutidos o carnes más grasas son elecciones menos recomendables, ya que aumentarán considerablemente las calorías de nuestra pizza aunque tampoco hasta un punto alarmante (el pavo y jamón de embutido también serán una buena opción).
VEGETALES
Vegetales y verduras son otra opción imprescindible para una pizza saludable baja en calorías. Además de dar sabor completarán la pizza con gran variedad de nutrientes muy útiles para nuestra salud, que nos aportarán además una buena ración de fibra.
Algunas de las opciones más recomendables son: cebolla, pimiento, berenjena o champiñón.
Ejemplo de pizza saludable alta en proteínas:
  • Masa preparada con aceite de oliva de tamaño para una persona.
  • Tomate frito con aceite de oliva
  • Trozos de pollo
  • Champiñones
  • Cebolla
  • Mozarrella light
  • Especias